viernes, septiembre 27, 2013

¿Mejor Servicio? Sí, Se Puede – El Caso de la Universal

Para contextualizar, es necesario que comencemos haciendo un breve ejercicio de memoria. Remontémonos unos 15 años atrás, digamos principios de siglo, para dramatizar un poco y que suene más lejano y retrógrada aún.
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Torre Universal, Santo Domingo
Allá por entonces, La Universal de Seguros cambiaba de nombre al “fusionarse” con el Grupo Asegurador América (entrecomillamos lo de fusionarse porque, con el tiempo, ha quedado demostrado que se trató de lo que ya habíamos llamado compra). El resultado fue una no tan nueva empresa que se dio a conocer como Seguros Universal América y que, a seguidas, implementó profundos cambios en su estructura de servicios con los que procuraba acercarse al modelo utilizado por las empresas telefónicas. Recordamos que, a tales fines, hasta se reclutaron ejecutivos provenientes del área de servicio de nuestra telefónica más grande y se asentaron directivos extranjeros con velos corporativos en posiciones cimeras a los que se otorgó categoría de semidioses.
Sin embargo, la naturaleza de los diferentes tipos de seguros justifica, lógicamente, la diversidad de los requerimientos y las deficiencias del modelo de servicio automatizado o “de grabadora” se hicieron evidentes muy pronto. Esa modalidad dejó al descubierto una burocracia priorizada que debía ser transparente para los clientes y que se tomaba de excusa para pretender obligarles a “coger o dejar” soluciones muy generales, a ser encasillados en grupos muy grandes, a no recibir respuestas o que estas fueran vagas u hostiles, amén de muchos otros pecados conocidos. También, al crearse “niveles” en el servicio y hacer que el cliente presentara su solicitud en el más bajo de estos, se le mostraba la cara menos capacitada de la empresa y la percepción de la calidad simplemente cayó. Era de esperarse, pues se enfocaron en los procesos más no en los resultados; querían que el cliente hiciera sin encontrarse ellos en disposición de deshacerse por el cliente. Estos y muchos otros desatinos fueron el resultado, a nuestro humilde entender, de la aplicación de políticas enlatadas, impuestas desde la entidad financiera matriz de Seguros Universal América y que se enmarcaban dentro de una mal llamada “reingeniería” a la que se obligó a todo el grupo empresarial. Al menos así se vio desde afuera.
Pero algo pasó y la que luego se renombró Seguros Popular y que ahora se conoce como Universal, a secas, hoy se erige como la aseguradora más importante de República Dominicana porque aprovecharon el trauma financiero que sufrió el país a partir del año 2000 que culminó con la quiebra de dos de los principales competidores del sector seguros en el 2003… ¡Y salieron ganando…! ¡Y qué bueno que haya sido así!
Ahora al frente y arriba, Universal vio la realidad y entendieron que, siendo tan grandes, era muy fácil perder terreno. Parecen haberse sacudido el polvo para disponerse a mejorar de verdad. Apoyados en la estabilidad y el crecimiento económico de los últimos años, hasta han comprado competidores. No obstante, la estrella de esta película lo es la transformación, para mejor, de la calidad del servicio. Afortunadamente, aquel concepto errado de servicio se dejó atrás y se maridaron las ejecutorias administrativas con los intereses de los clientes y los productores, se han puesto las soluciones y la autoridad necesarias al alcance de empleados corteses y capaces que les atienden directamente, se ha escondido la burocracia odiosa (la que estaba a la vista, al menos) y se nota que se ha implementado correctamente una política de concienciación y capacitación del personal en este respecto.


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El Dr. Leonel Fernández corta la cinta en la inauguración de las oficinas regionales de Universal - 30 de Agosto del 2011
Para muestra, un botón: hace poco la Universal dio apertura al más grande Centro de Servicios de cualquier aseguradora dominicana, así como a sus nuevas oficinas regionales en Santiago de los Caballeros. En el pasado, estos locales habrían resultado ser simples lujos, muy bonitos pero de poca utilidad, ya que habría continuado faltando la fibra humana de calidad. Ya no es el caso. Allí, donde se recibe también a los clientes de ARS, se confirma el enorme compromiso de una empresa con sus clientes porque basta con acercarse a cualquiera de los dependientes para sentirse mejor atendido que en ninguna otra aseguradora. Evidentemente, no fue un mero ejercicio de ostentación. Ahora los asegurados y los intermediarios disponemos de un verdadero benchmark al cual acudir para hacer las comparaciones de calidad en el servicio.
Las bondades saltan a la vista muy agradablemente. Sabiendo cómo era antes y viendo cómo es ahora, este escribidor da fe, con alegría y entusiasmo, de los resultados positivísimos de estas soluciones que consolidan a Universal en su principalía y fortalecen nuestro mercado.

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